La integridad académica en los planes de estudios del alumnado les puede parecer una obviedad, un fin en sí misma, a algunos docentes. Para otros, lograr esa integridad académica se percibe como un camino sinuoso y difícil de recorrer. Sin embargo, sería deseable estar seguros de que los estudiantes han hecho sus deberes, en lugar de copiarlos de la red. Más concretamente, ¡sería tranquilizador saber que los títulos obtenidos no serán cuestionados (incluso varios años más tarde) a causa del plagio!
Sin embargo, para tender a la integridad académica y la comunidad digital, sigue costando a veces poner en marcha las acciones a implantar. Una de las razones: el pensamiento limitante del profesorado, que cree no tener todas las claves para actuar de manera eficaz en este sentido.
El pensamiento limitante: deterioro de la integridad académica
El pensamiento limitante nos tranquiliza en nuestra vida diaria
Nuestro mundo es rico en creencias. Esto nos permite intercambiar nuestros puntos de vista, unirnos o dividirnos frente a algunos temas, autoafirmarnos o incluso avivar nuestra curiosidad. Nuestras creencias se forjan con nuestra personalidad, nuestros valores, nuestro entorno y nuestras vivencias.
No obstante, si ciertos pensamientos nos empujan a superarnos, otros nos frenan. Se les denomina pensamientos limitantes. E incluso si son infundados, a veces nos aferramos a ellos por las siguientes razones:
- Elegimos seguir las ideas del grupo para ser aceptados.
- Nuestra educación/entorno nos empuja a «seguir la vía marcada».
- La rutina facilita la reflexión mecánica que no exige análisis profundo, ni «esfuerzo».
- El pensamiento habitual tranquiliza, ya que conocemos las salidas que derivan de él.